La protección vehicular mediante blindaje abarca diversos niveles, desde defensa contra armas de fuego de bajo calibre hasta la resistencia frente a armas de alto calibre y explosiones. Estos niveles son categorizados conforme a estándares internacionales como la norma NIJ (National Institute of Justice) en Estados Unidos y la norma CEN (Comité Européen de Normalisation) en Europa.
Adicional al blindaje físico, los vehículos blindados pueden integrar sistemas de seguridad complementarios, tales como frenos de emergencia, control de estabilidad, sistemas de comunicación y seguimiento, así como sistemas de extinción de incendios.
Los usuarios de vehículos blindados incluyen figuras gubernamentales, líderes empresariales, celebridades y, ocasionalmente, civiles que residen en áreas de alto riesgo. No obstante, es imperativo destacar que el blindaje no garantiza una protección absoluta, siendo esencial seguir medidas de seguridad adicionales.
Para alcanzar un elevado nivel de protección, los vehículos blindados de nivel III se equipan comúnmente con materiales balísticos como acero balístico, kevlar y cerámica, distribuidos estratégicamente en áreas vulnerables del vehículo, como puertas, ventanas y techo. Además, el vidrio laminado empleado en las ventanas es capaz de resistir disparos de alto calibre.
Es esencial reconocer que, aunque el blindaje nivel III proporciona una protección significativa, no es infalible y puede tener limitaciones en ciertos escenarios. Además, el peso adicional del blindaje puede afectar el rendimiento y la maniobrabilidad del vehículo. Aunque ofrece un elevado nivel de seguridad contra diversas amenazas balísticas, la elección de un vehículo blindado debe evaluarse considerando las necesidades específicas de seguridad, así como otros factores como el rendimiento del vehículo y medidas de seguridad adicionales.